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El amor de Dios reine en nuestros corazones

Querida Comunidad de DICOVAD:

¡Felices Pascuas de Resurrección! Estamos viviendo con intensidad el paso del Papa Francisco a la Vida Eterna. Se marchó de manera rápida y, de alguna manera, imprevista… Lo último de lo que fuimos testigos fue la bendición «Urbi et orbi» el Domingo de Resurrección y su presencia en el Papa móvil recorriendo la plaza de San Pedro. Y se marchó al amanecer del lunes de Pascua… Para el papa Francisco la misericordia «es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia» y «Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios. (…) su Persona (la de Jesús) no es otra cosa si no Amor, un amor que se dona y ofrece gratuitamente»… Damos gracias a Dios por su vida y pontificado y nos acogemos al don de la misericordia divina. Oramos también por los cardenales que participarán en el cónclave para que sea el Espíritu Santo el protagonista en todo momento.

Estamos celebrando 161 años de la Fundación de la Congregación de Hermanas del Amor de Dios. Damos gracias a Dios por el P. Usera, fundador de la Congregación, por las primeras hermanas y por tantas hermanas que a lo largo de estos 161 años han sido manifestación permanente del Amor de Dios. Damos gracias a Dios, por la gran Familia “Amor de Dios” que, en los diferentes continentes, expresamos y manifestamos que Dios nos amó primero de manera incondicional, a través, de la misión evangelizadora en el campo de la educación, promoción humana, evangelización directa, en cada comunidad, obra, presencia de la Congregación. Y seguimos orando para que el Señor siga suscitando vocaciones para esta gran Familia, en este mes azul (Amor de Dios), que iniciamos el 27 de abril, aniversario de la Fundación de la Congregación y que concluirá el 17 de mayo, coincidiendo con la memoria del paso del P. Fundador a la Casa del Padre.

 

El mes de mayo está dedicado a la Virgen María; a Ella nos encomendamos con esta oración del Papa Francisco recordando que seguimos en el año jubilar de la esperanza:

«Gracias, oh Santa Madre del Hijo de Dios, Jesús, ¡Santa Madre de Dios! Gracias por tu humildad que ha atraído la mirada de Dios; gracias por la fe con la que has acogido su Palabra; gracias por el coraje con el que has dicho "aquí me tienes", olvidándote de ti, fascinada por el Amor Santo, hecha toda una con su esperanza. Gracias, ¡oh Santa Madre de Dios! ruega por nosotros, peregrinos en el tiempo; ayúdanos a caminar por el camino de la paz. Amén».

 

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