1ª SEMANA
“Mirad, vigilad, velad”.
En cualquier momento, a cualquier hora puede llegar el Señor. Puede llegar en el encuentro con una persona, en los acontecimientos, en una lectura, en la contemplación de un paisaje, en una oración…puede pasar en figura de otro. Necesitamos saber mirar, estar atentos, en vela; quizás para tener estas actitudes necesitemos ser restaurados.
Oramos con el salmo 79
4Oh Dios restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
2Pastor de Israel, escucha,
Tú que te sientas sobre querubines resplandece.
3Despierta tu poder y ven a salvarnos.
15Dios de los ejércitos, vuélvete:
Mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
16la cepa que tu diestra plantó,
Y que tú hiciste vigorosa.
18Que tu mano proteja a tu escogido,
Al hombre que tu fortaleciste.
19No nos alejaremos de ti,
Danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Varias son las imágenes que aparecen en este salmo: la imagen del Dios pastor (Pastor de Israel), de Dios agricultor (la cepa que tu diestra plantó) y de Dios guerrero (Dios de los ejércitos)- Estas 3 imágenes nos descubren que el Dios de este salmo está comprometido con la defensa y la posesión de la tierra y el pueblo.
La imagen de la viña nos habla de la estrecha relación entre Dios y su pueblo; están unidos por una alianza. La vid, símbolo de fecundidad y alegría, es propiedad del Señor.
La imagen de la luz (tu que te sientas sobre querubines resplandece), nos habla de la presencia permanente de Dios en medio del pueblo. Los querubines nos recuerdan el arca de la Alianza, signo de la presencia de Dios en el pueblo.
La caída de Samaría (año 721 a.C.) puede ser el telón de fondo de este salmo. Es una lamentación pública ante una grave desgracia: una invasión militar. El pueblo orante pide la restauración, que es volver a gozar de la benevolencia divina y de la prosperidad subsiguiente.
Se le pide que vuelva, que mire la situación en la que se encuentra el pueblo que ha elegido, “ven a visitar tu viña”
Se le pide que proteja al jefe “Que tu mano proteja a tu escogido” Con este salmo podemos hoy pedir por la Iglesia y sus pastores, por nuestros gobernantes.
Se le pide que traiga la salvación “Oh Dios restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”. Para que el rostro del Señor brille nuevamente, es necesario que Israel se convierta, con la fidelidad y la oración, volviendo a Dios salvador. Es lo que el salmista expresa, al afirmar: «No nos alejaremos de ti» (Sal 79,19). Esta promesa nos hace pensar que no ha sido Dios quien se ha ido, quien ha abandonado a su viña, sino las ovejas las que se han apartado del pastor.
Bello salmo para rezar al comienzo del Adviento, porque sentimos necesidad de ser restaurados, porque necesitamos que Dios vuelva a hacer brillar sobre nosotros su rostro, para que podamos estar atentos, vigilantes.