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El día 28 de enero jóvenes Amor de Dios, de los diferentes lugares del mundo, han respondido al deseo de orar juntos, por la paz. Una PAZ tan necesaria en nuestro mundo.

Las siguientes palabras, que pronunció sor Rocío al comienzo de la oración, resumen el sentido de este encuentro: “El hecho de estar aquí, ya es un canto a la paz, a la unión y concordia entre los pueblos. Estar aquí, sentirnos familia, sentir que algo nos une por dentro, que la vida de cada uno es importante, que nos podemos mirar a los ojos a pesar de las diferencias… el estar aquí porque nos duele el sufrimiento de tantos hombres y mujeres que son víctimas de la guerra y las injusticias. Todo es ya, un canto de paz, para nuestro mundo”.

Nos invitó al encuentro, la reflexión y la oración con varias citas y vídeos de papa Francisco. Con el salmo 130/131, nos sumergimos en nuestro interior. Este salmo es la oración de una persona que en el fondo expresa un deseo: que su corazón no sea ambicioso, no lo quiera todo y a todos, no sea altanero (orgulloso, arrogante, altivo -mírenme como yo nadie-), no pretenda grandezas (no pretenda más de lo que tiene o es). La oración de una persona que quiere moderar o apagar estos deseos que a veces dominan el corazón y sabe que sólo pude conseguirlo si se pone en manos de Dios, como un niño que sólo se calma cuando está en los brazos de su madre, la única capaz de serenarlo, consolarlo y darle la paz que necesita su corazón.

Este salmo, esta oración, termina con una invitación a esperar, a confiar en Dios.

Y una invitación a un compromiso: “La paz es posible cuando…” que respondimos personalmente y en grupo.

¡Ya tenemos ganas de volvernos a encontrar el próximo día 25 de febrero!