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Compartimos parte de la celebración de 50 años de fidelidad de nuestra hermana Sabina como testigo del amor de Dios.

 

MONICIÓN DE ENTRADA

               Buenos Días a todos y bienvenidos a esta Eucaristía de acción de gracias por los 50 años de entrega de nuestra hermana Sabina. Este es un día muy especial, una fecha inolvidable de una historia, tu historia, que comenzó hace 50 años, con la celebración de tus primeros votos.

               Celebrar 50 años de Vida Consagrada es un motivo para dar gracias a Dios por el DON de la llamada que Sabina recibió y respondió con gozo y entrega generosa. Hace 50 años, Sabina, Dios te miró con amor y quiso contar contigo para continuar su obra y te invitó a una misión especial. Tú, llena de generosidad y entrega diste un SÍ para siempre a esa invitación que el Señor te hizo, y con gran fidelidad y esmero, has llevado a cabo durante todos estos 50 años, la misión que te confió.

              Nos unimos a tu alegría y ACCIÓN DE GRACIAS A DIOS por el SÍ que le diste y por el SÍ que le sigues dando cada día, que entre luces y sombras, con sol y con lluvia, con calor y con frío, con enfermedad y con salud, tú has permanecido fiel, porque ÉL HA SIDO FIEL EN TI. La Fiesta que celebramos hoy, es eso, una fiesta de FIDELIDAD.

               Felicidades y gracias, Sabina, por esos 50 años de fidelidad de amor a Cristo y a los hermanos. ¡Cuánta entrega gratuita, cuántos desvelos, cuántas noches amanecidas, cuánta escucha, cuánta generosidad con tu tiempo, cuántos viajes en los 18 años de servicio como Superiora Provincial, cuánta dedicación a las Hermanas, a las Comunidades, a los Colegios y a todas las obras Misión…!

               En este largo recorrido, cuántos niños, adolescentes, jóvenes universitarias llevas en el corazón…, hermanas apoyadas por ti, motivadas a dar lo mejor de nosotras mismas en la entrega, valoradas en nuestros dones e impulsadas a hacerlos crecer. ¡Cuánto bien regalado en el camino! Mujer apasionada, has ido “dejando huella” en los corazones de las personas que Dios puso en tu camino en tantos diferentes lugares.

               Sabina, no encontramos mejor forma de acompañarte en este día que unirnos en plegaria agradecida a Dios por tu entrega generosa e incondicional. ¡Gracias, Señor, por la fidelidad de Sabina! Gracias por sus padres y la familia que le regalaste, que supo encauzar su vida cristiana y entrega generosa a la Congregación de Hermanas del Amor de Dios. Oramos para que sigas siendo feliz, manteniendo viva tu alianza con QUIEN te amó, te eligió y te sigue amando y llamando cada día.

 

 

ACCIÓN DE GRACIAS

Nos decía Sor Azucena al principio de la Eucaristía que hoy para mí era una fecha inolvidable de una historia, mi historia… Pues, quiero comenzar mi ACCIÓN DE GRACIAS, siguiendo el hilo de sus palabras…

Es la historia viva de una semilla con nombre propio: SABINA. Al principio, pequeña como el grano de mostaza y hoy, después de 50 años de vida religiosa, no sé si esa semilla ha llegado a ser árbol que cobija…, como nos diría Jesús en el Evangelio.

Como María, hoy esta semilla quiere entonar su canto de acción de gracias a Dios y compartir la alegría de haber sido llamada a vivir el Carisma de las Hermanas del Amor de Dios.

Señor, hoy después de 50 años de vida consagrada, mis labios, mi corazón, mi ser entero exclama y canta, junto con las hermanas: “Hoy vengo a decirte ¡GRACIAS!, gracias por todo, Señor”.

Sí, gracias, Padre Dios, porque en las situaciones de luz y de oscuridad, Tú me has sostenido en la palma de tu mano, me has ayudado a crecer y a fortalecer la vocación con la suavidad de la lluvia, la aspereza de la tierra, el calor del sol y el frío de la noche, la brisa y el cierzo… Gracias por tu infinito amor, tu bondad y tu misericordia para conmigo. Gracias a María, Madre, Maestra, Virgen Fiel, que siempre ha acompañado y fortalecido mi caminar en el seguimiento de Jesús.

GRACIAS a Dios por la VIDA y gracias a la vida que me ha dado tanto, me ha dado el sonido y el abecedario, como reza la canción y con él las palabras que declaro y más amo: la FAMILIA que me dio la vida y la FAMILIA Amor de Dios que sigue dando sentido a mi vida religiosa.

Gracias, Señor, por la familia que me regalaste, paso sus nombres por el corazón… los de mis padres, mi hermano y mi tía Carmen, hermana del Amor de Dios, que nos cuidan desde el cielo. Gracias a los que hoy, con alegría, me acompañáis con vuestra presencia y a los que me acompañáis en la distancia. Un recuerdo especial para mi tío Miguel, sacerdote, que me acompañó en la primera Profesión, en los Votos Perpetuos y en las Bodas de Plata; y hoy no ha podido viajar.

Gracias por su cariño y ternura, su apoyo y comprensión, su preocupación por mí en la salud y en la enfermedad y por estar siempre ahí. Gracias, Señor, porque, desde niña, en mi familia, aprendí a amar, a rezar, a ser generosa… Hoy, te pido una bendición muy especial para esta mi familia.

Y gracias, Padre bueno, por formar parte de la Familia Amor de Dios. Como diría San Agustín… “recordar es vivir” y yo recuerdo con cariño y gratitud mis años de estudiante, precisamente en este Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, donde la pequeña semilla empezó a verdear, a crecer… a descubrir la vocación… a la sombra y amparo de las hermanas… ¡Gracias, Señor, por ellas!

Mi profunda gratitud, Señor, por el regalo de la vocación de Hermana del Amor de Dios.

Al revivir estos 50 años de vida consagrada, desde los primeros años de formación, se agolpan en mi mente y en mi corazón, personas, lugares, acontecimientos, experiencias… Hermanas de las Comunidades con las que he compartido la fe y la vida: Salamanca, Alcorcón, Madrid-Casa Provincial y hoy Zamora; jóvenes universitarias a quienes dediqué los primores de mi vida joven; alumnos para quienes siempre procuré ser “maestra y discípula”, como nos diría nuestro Fundador; compañeros y familias.

Y la segunda etapa de mi vida, en servicio a la Congregación, en la Provincia del Oeste y en la Provincia de España, fue como una segunda llamada del Espíritu y de las hermanas a vivir la vocación, la fraternidad y la misión con mirada y corazón más amplios, más generosos, más comprometidos, más universales… Hermanas, Comunidades, seglares de España, Perú, Alemania, California y Mexicali. Equipo de Titularidad, Fundación Educativa Amor de Dios…

Doy gracias a Dios de todo corazón por tantas hermanas que Dios ha puesto en mi camino, por su confianza y disponibilidad, por todo lo que he recibido y he entregado, porque me habéis ayudado a caminar en fidelidad hasta el día de hoy… Un gracias especial a las hermanas del Equipo Provincial de las distintas etapas con las que he compartido alegrías, dificultades, sueños, proyectos, vida… Muchas gracias, hermanas, algunas aquí presentes, por tanto como he recibido de vosotras y tanto compartido, buscando como Equipo lo mejor para nuestras Hermanas, Comunidades y misión, y dando respuesta a las llamadas del Espíritu, de la Congregación y de la sociedad.

Gracias a tantos seglares que han hecho camino con nosotras y hoy con la Fundación Educativa siguen apostando, junto con las hermanas, por el sueño de Jerónimo Usera, dando respuesta a los retos actuales de la educación, con identidad Amor de Dios.

          Finalmente, gracias, Señor Jesús, por todo lo de ayer, lo de hoy y lo de mañana. Como san Pablo “tengo la confianza de que quien comenzó en vosotros (en mí, una servidora), la buena obra, la llevará a plenitud”.

          Virgen Inmaculada, Patrona de la Congregación, acompaña nuestro caminar en fidelidad.

          Jerónimo Usera y Sor Rocío, bendecidnos con nuevas vocaciones que quieran seguir a Jesús, viviendo el Carisma del Amor de Dios y sobre todos nosotros derramad hoy la más preciada de vuestras bendiciones.

¡G R A C I A S!

 

Gratitud a manos llenas.

Regalo de Dios la vocación.

Ama y al soplo del Espíritu anuncia el Evangelio.

Construye fraternidad con la palabra y las actitudes.

Impulsa nuestra vida y misión, Jesús Maestro.

Adelante, hijas, desde el cielo os protejo y bendigo.

Sé sal y luz; fiel, feliz y fecunda.

 

¡G R A C I A S

y que el amor de Dios

reine siempre en nuestros corazones!

 

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