
Dios de Esperanza,
Nos has puesto en esta tierra en un momento de
crisis ecológica. Nos enfrentamos a una crisis de tales
proporciones y urgencia, que a veces parece que podría aplastarnos.
A veces nos rebelamos. No pedimos nacer en este momento,
pero al estar vivos ahora, nos enfrentamos al destino de la humanidad y del planeta.
Esto pone un peso sobre nuestros hombros y nos sentimos llamados a sanar Tu mundo.
A veces luchamos. A veces, deseamos que no sea así,
que podamos seguir con nuestros asuntos. Tenemos la
tentación de apartar la mirada. A veces sentimos que la
lucha es inútil, la ciencia parece decir que la esperanza
está perdida. Sentimos que no tenemos fuerzas para
seguir adelante. Nos sentimos agotados.
Cuando nos sentimos así, haz que podamos tomarnos
un tiempo y dirigir nuestra mirada hacia Ti. Que nos
acerquemos a Ti, querido Señor, y nos demos cuenta de
que Tú también has estado aquí. Tú sabes lo que significa
sentirse derrotado, desesperado y aplastado. Compartes
nuestras lágrimas y lloras con nosotros por el futuro de
nuestros hijos y de todas tus criaturas.
En la cruz Tú también gritaste abandonado: «Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». En Tu
grito, toda la creación gritó. Contuviste todas nuestras
lágrimas hasta que se desbordaron, transformándolas en
infinitas gotas de rocío.
Cuando todo parece perdido, que experimentemos
Tu divina misericordia. Que seamos bondadosos con
nosotros mismos y misericordiosos con los demás. Que
encontremos fuerza para el camino que tenemos por
delante.
Amén