CARTA AL PADRE USERA
Siguiendo tus huellas Padre nos pusimos en marcha una vez más con la humilde intención de conocerte un poquito mejor. Partimos la mayoría del grupo con el firme deseo de seguir tus pasos, recorriendo los caminos que un día tú pisaste, con la luz del Espíritu Santo y la compañía de nuestra Madre, María; queríamos ver con nuestros propios ojos los lugares en los que has dejado tu huella, poder respirar el aire de aquellas tierras que fueron testigo de tu vida y de tu forma de servir a Dios, diciendo la verdad y haciendo siempre el bien, atendiendo cada una de las necesidades que un día llamaron a tu puerta, despojándote de todo lo material para evangelizar y acercar a Jesús a todos los que tuvieron la fortuna de cruzarse en tu vida, en especial, acompañando a los más pobres, los más necesitados, los más pequeños, haciéndoles ver, con tu ejemplo, que en las noches más oscuras y en las situaciones más difíciles Él está con nosotros y que nunca caminamos solos.
Y así fue como comenzamos nuestra Ruta Usera, con la ilusión de siempre, como si fuera la primera vez, deseando conocer tus orígenes, anhelando caminar tus caminos, ansiosos por pisar los lugares que tu pisaste primero. Partimos el viernes, 20 de septiembre por la tarde , con nuestras obligaciones semanales bien cumplidas y las expectativas llenas, hacia nuestro punto de encuentro preferido, ese lugar especial para nosotros donde descansas y que se ha convertido en un lugar en el que nos encontramos como en casa, con la acogida siempre alegre, amable y servicial de las Hermanas que allí viven: Toro, lugar emblemático al que vamos siempre con la sensación de que allí estamos más cerca de ti, de tus enseñanzas y que desde allí podemos crecer como grupo.
Siguiendo tus huellas Padre llegamos a Toro, un día tu casa, hoy la nuestra, cansados de toda la semana, del viaje, pero ansiosos por comenzar la Ruta que con tanto cariño y dedicación nos había preparado Sor Pepita, nuestra Hermana acompañante quien siempre nos invita a descubrir algo nuevo de tu vida pues, aunque creamos que ya sabemos mucho sobre ti después de tantos años, siempre descubrimos nuevos lugares y enseñanzas que nos motivan a querer seguir tus pasos, tu carisma, tu forma de entender el mundo en el que viviste entregando tu vida al servicio de los demás y que, a pesar de ser lejano en el tiempo, no difiere tanto en el fondo del que vivimos hoy nosotros, porque al fin y al cabo las inquietudes y los problemas de los seres humanos acaban siendo los mismos.
Amanecimos el sábado con la amenaza de la lluvia, pero ahí encontramos tu mano una vez más evitando que nos mojáramos y regalándonos un día perfecto de otoño, de temperatura suave y de humedad agradable y una climatología que respetó nuestros planes y todo lo que teníamos programado, en su mayor parte al aire libre. Nos encaminamos a San Martin de Castañeda donde pudimos, preparar entre todos y disfrutar de la celebración de la Eucaristía en el monasterio donde tantas veces tú celebraste y donde meditaste con el silencio del lago de fondo. Lugar sobrio, sencillo y lleno de paz que nos ayudó a impregnarnos una vez más del Espíritu carismático que de ti hemos heredado. De allí nos pusimos en camino hacia Pedrazales, a donde el sacerdote que ofició la misa en San Martin, tuvo la amabilidad de acompañarnos y mostrarnos la iglesia en la que se guardan tantos recuerdos tuyos, en concreto nos entusiasmaron las anotaciones manuscritas de tu puño y letra en una Novena que nos mostró y que despertó nuestro interés y deseo de trasladarla al museo que se encuentra en Toro, incluso hubo tiempo para bromear con nuestro guía sobre la posibilidad de llevárnosla con nosotros.
Siguiendo tus huellas Padre, desde este pequeño y antiguo pueblecito situado en la ladera de Sanabria, nos encaminamos hacia el lago donde pudimos compartir una sencilla comida al aire libre y disfrutar de ese maravilloso entorno natural que tantas veces recorrerían tus ojos y por los que caminarías con paso firme en busca de más dilatados horizontes, descubriendo lo inspirador del entorno y la paz que se respiraba.
Tras la comida y el descanso a orillas del lago, tuvimos la oportunidad de visitar Ribadelago, un pueblecito marcado por la tragedia de una terrible inundación tras la rotura de la presa en el que parece que no ha pasado el tiempo pues conserva las huellas de aquel terrible suceso como si fuese una estampa congelada y que el paso de los años conservara en su memoria, para terminar visitando Puebla de Sanabria, lugar tranquilo y acogedor donde pudimos compartir una café cuando las nubes decidieron regalarnos la lluvia otoñal que nos había estado respetando toda la jornada.
Cansados y emocionados por todo los vivido regresamos a Toro para descansar y recuperar fuerzas y poder continuar al día siguiente conociendo más lugares en los que nos precediste; a muchos de nosotros nos costó conciliar el sueño con tantas emociones atropellándose en nuestra cabeza y en nuestro corazón, pero el cansancio nos pudo y dejó que la noche cumpliera su función y nos devolviera las fuerzas para continuar el domingo temprano conociendo más de ti.
Siguiendo tus huellas Padre, el domingo bien temprano, recuperados y expectantes acudimos a la iglesia de la casa fundacional tras el desayuno, donde tuvimos el privilegio de que Sor Concha nos explicara el significado de cada uno de los símbolos que en ella están presentes, no sin antes detenernos en la Cripta donde descansan tus restos, para disfrutar de aquel entorno en el que compartimos un tiempo de oración y pudimos dar las gracias a Dios por dejarnos descubrir más sobre ti y tu carisma, que nos acerca más a Él.
Siguiendo tus huellas Padre, aquella preciosa mañana llegamos a la románica Zamora, un día con mucha luz en el que tuvimos la oportunidad de seguir caminando sobre tus huellas por aquellas calles que un día tu recorriste y disfrutando de su precioso arte, conociendo la casa que allí tiene la Congregación y cerrando nuestro viaje y nuestra ruta Usera compartiendo una comida en el bosque de Valorio, disfrutando una vez más de un maravilloso entorno.
A media tarde y antes de que nos alcanzara la noche emprendimos el camino de regreso a casa, con nuestras mochilas, una vez más, mucho más cargadas que a la ida, pues en ellas traíamos con nosotros la vivencia compartida y vivida en comunidad con nuestro grupo que quiere seguir conociéndote y preservar tus enseñanzas y tu carisma. Volvimos felices con cierta tristeza y nostalgia porque acababa aquella nueva aventura juntos pero agradecidos de la oportunidad de haber podido conocer un poquito más de ti y pensando ya en la próxima salida.
Siguiendo tus huellas Padre, siempre siguiendo tus huellas es como una vez más el grupo Horizontes va profundizando en tu carisma agradecidos a todas las Hermanas que han hecho posible materializar este deseo que teníamos de conocer parte de los lugares que fueron testigo de tu vida.
Horizontes Usera. Alcorcón