UN SUEÑO HECHO REALIDAD. ABRIL 1864
La lectura de diferentes textos sobre Jerónimo Usera nos lleva, una vez más, a valorar y sorprendernos por la inmensa humanidad de nuestro fundador: su manera de estar en el mundo, su dilatada y hermosa aventura, su sabiduría para testimoniar sobre la realidad... su realidad transcendente.
Nos situamos en el contexto histórico, en las circunstancias que condicionaron su labor, en las nuevas líneas de pensamiento y expresión literaria del momento que aportarían a un hombre culto como él amplitud de miras y enfoques de actuación en su realidad social.
Al recordar los rasgos distintivos de J. Usera, destacamos una actitud comprometida y coherente con la fe junto a la firme vivencia de los evangelios. Un hombre con gran ansia y capacidad para transformar el mundo, viendo en la educación el sendero más seguro.
Su labor nació en el silencio de los monasterios y en los caminos, en los pueblos... Su voz tiene algo de llamada, plegaria, testimonio, denuncia y entrega. Pone la piedra para que la gente pueda abrirse camino, esperanza a través de la formación y sentimiento de que podemos ser dueños de nuestro destino, desde el amor.
La doctrina social de la Iglesia parece hacerse eco en su sentir, al considerar la educación un factor fundamental para el desarrollo integral de las personas, con sus vertientes ético-religiosa, socio-cultural y económica. No recurrió al escapismo, a la evasión o a una vida alejada sino a una profunda implicación en la realidad, con una actitud fértil y activa ante la vida, ante la pobreza, la miseria y las desigualdades.
Su latido humano, abierto y universalizado, y pedagogía cristiana, le lleva a acercarse al entendimiento y estudio de las raíces vivenciales y culturales de los países, pueblos, hacia los que Dios orientaba su quehacer: las Antillas, Puerto Rico, Cuba... Su estudio de lenguas y culturas afro-americanas es un claro ejemplo de Interculturización.
J. Usera abrió caminos al ofrecer esperanza para aspirar a algo mejor en la vida, a romper la espiral de la pobreza, con atención especial a la mujer a la que devuelve su dignidad y reivindica su papel relevante en la historia de los pueblos: ella es la que cría y educa, la que pasa más tiempo con los niños. Elige religiosas para su misión. La mujer es esencial a su llamada, a su vocación de hacer el bien, a su obra.
Abre caminos y se adelanta a su tiempo cuando integra lo social y lo laboral, forma y orienta hacia un trabajo que ayude a salir de la miseria: taller de tipógrafas.
J. Usera no se limita a dar cuenta de la realidad aparente, de la existencia humana, persigue el sueño de mejorarla con una nueva visión y un nuevo hacer.
Su enorme bondad, su amor a las gentes, su capacidad de trabajo, de acercamiento, de acogida e inquietud ante las necesidades del prójimo se convierten en ejemplo de vida para los que formamos la comunidad educativa del Amor de Dios y nos
implicamos en la educación y formación de nuestros alumnos cada día. No cae en el desasosiego o la desesperanza sino en la búsqueda de soluciones. Somos con esta actitud continuadores de ese camino.
También nosotros analizamos la realidad en la que educamos y en la que encontramos problemas, dificultades, que llevarían a J. Usera a actuar: en la sociedad marcada por la superficialidad, por la especialización, por un mundo de usuarios frente a creadores, de youtubers, de maltrato, de discriminación y de guerras; una sociedad que vive un proceso histórico de cambio y que se abre a las nuevas tecnologías a la vez que cae en la falta de esfuerzo; a un cambio en la visión de la familia y al poco peso de la religiosidad; una sociedad sin valores y que vive indignada. Sus enseñanzas siguen teniendo una fuerte vigencia.
El día a día nos ofrece experiencias de unidad en los mismos ideales y objetivos de su legado: la formación de niños desde la acogida, unos tiempos para la comprensión de la realidad que nos encontramos, el diálogo entre nosotros, el apoyo diario y el afán de superación nos unen. Un mismo Proyecto Educativo. “El ministerio de la enseñanza por amor”.
Hay disparidad de opiniones, pero consustanciales a las coordenadas de nuestro fundador, que son siempre nuestras líneas de trabajo.
Vasto es el testigo que nos deja pero podríamos recoger, con dificultad al esquematizar, diez ideas reflejo de su legado:
- La educación integral.
- La dimensión ético-religiosa.
- La relación de cercanía en la vida cotidiana.
- La educación como instrumento de evangelización y la referencia de los evangelios en la vida cotidiana, haciendo hincapié en la oración de cada mañana.
- La acogida a todos.
- La integración de los más desfavorecidos.
- Cultivar el espíritu crítico.
- La gratuidad.
- Valorar la formación y el esfuerzo.
- Promover el sentido de justicia, verdad y bien.
REUNIÓN MISIÓN COMPARTIDA. profesores de Vigo
Abril 17